Sus controvertidos libros tratan sobre el amor y la reencarnación, a través de la terapia regresiva con medios hipnóticos. Esencialmente, su teoría trata sobre la influencia de vidas pasadas en nuestra vida actual y de la actual en vidas posteriores. Según esto, se pueden tratar problemas psiquiátricos actuales, provocados por vidas anteriores a través de medios como la hipnosis regresiva.
De todos los libros del doctor Weiss he elegido "Solo el amor es real" para publicarlo en el blog por varios motivos. Es un resúmen delicioso de todas las enseñanzas que ha ido adquiriendo tras sus muchos años de terapias, donde nos regala verdaderas joyas de sabiduría, tan sencillamente, tan naturalmente plasmadas, que se leen sin esfuerzo. Casi me atrevo a decir que son "agua clara" para la sed del espíritu inquieto que siempre la busca. Apenas tiene veinte páginas, no es un libro largo en contenido, se lee en un ratito, pero se saborea con placer. Un aviso importante; no lo leas si para ti la palabra AMOR no te gusta demasiado, porque te aburrirás. He conservado el formato del texto en el cual me llegó, buena lectura y hasta pronto!
SÓLO EL AMOR
ES REAL
BRIAN WEISS
Este libro fue pasado a formato Word para facilitar la difusión, y con el propósito de que así como usted lo recibió lo pueda hacer llegar a alguien más. HERNÁN
Para
descargar de Internet: Biblioteca Nueva Era
Rosario Argentina
Adherida
al Directorio Promineo
FWD:
www.promineo.gq.nu
SÓLO
EL AMOR ES REAL
(Brian
Weiss)
Nuestra
tarea es aprender, llegar a ser divinos a través del conocimiento.
Sabemos tan pocas cosas
Gracias al conocimiento nos acercamos a
Dios, y entonces podemos descansar. Después volvemos para enseñar y
ayudar a los demás.
Prólogo
He
recorrido un largo camino desde el día en que me di cuenta de que la
vida humana es algo más maravilloso y más profundo de lo que me
había hecho creer mi rigurosa formación médica.
Cuando
conocí a Catherine, la paciente cuya historia se cuenta en mi primer
libro, Muchas vidas, muchos maestros, ya había publicado varias
decenas de trabajos científicos y adquirido reconocimiento
internacional. Con ella entré en contacto, en forma repentina y
sorprendente, con lo espiritual. De modo inexplicable, Catherine
empezó a revivir lo que parecían recuerdos de vidas anteriores. Y
lo que es más, todos sus síntomas clínicos mejoraron a través de
ese proceso de regresión. Empecé a descubrir la armonía existente
entre ciencia e intuición, y mi vida también cambió.
Hoy
sabemos que por sí solas, la tecnología y la ciencia son incapaces
de resolver nuestros problemas. Sólo cuando se emplean con
iluminación y sabiduría puede ayudarnos de verdad. Tenemos que
encontrar el equilibrio adecuado, y el amor es la piedra sobre la que
se basa el equilibrio.
En
Los mensajes de los sabios me he referido a la energía común
a todas las experiencias metafísicas: la reencarnación, la
naturaleza del alma, la curación, los dones de los médiums y, sobre
todo, a la increíble sabiduría de los Sabios, seres que parecen
existir en el otro lado de esta vida.
Las
ideas y conceptos contenidos en sus mensajes son como semillas
singulares que han crecido y madurado en mi mente a lo largo de los
años hasta convertirse en preciosas flores.
Este
pequeño libro está integrado por una selección de textos
contenidos en esa obra, que espero sirvan a los lectores como fuentes
de reflexión e inspiración en su búsqueda de lo realmente
importante: el crecimiento espiritual, la alegría, la paz, la vida
eterna
y sobre todo, recordarles el poder del amor, porque sólo el
amor es real.
¿Qué
es el amor?
El
amor es la respuesta de a todo.
El
amor no es una abstracción,
sino
una energía de verdad.
Empieza
a entrar en contacto con Dios en tu interior.
Siente
el amor.
Expresa
el amor.
El
amor disuelve el miedo.
Cuando
se siente amor no puede temerse nada.
Como
todo es energía,
y
el amor abarca todas las energías,
todo
es amor.
Nuestros
corazones conocen el camino de la
felicidad
y la paz interior.
Prácticas
espirituales
como
la meditación y la oración
nos
recuerdan lo que ya sabemos.
Cuando
nos olvidamos
del
mensaje de nuestro corazón
y
caemos en la rutina y en los baches de la vida,
nos
sentimos insatisfechos y desdichados.
Nuestra
perspectiva está borrosa,
hemos
olvidado nuestro plan de vida,
nos
hemos perdido.
El
remedio es sencillo.
Dedica
tiempo a recordar tu divinidad,
tu
naturaleza espiritual.
Recuerda
por qué estás aquí.
La
meditación es una forma
de
despertar la memoria.
La
meditación
es
el arte de poner la mente en blanco
para
acallar la cháchara perpetua
que
normalmente llena nuestra conciencia.
En
la tranquilidad de la mente silenciosa,
empezamos
a ser observadores,
a
tomar distancia y,
con
el tiempo y la práctica,
a
darnos cuenta de que existe
un
nivel de conciencia superior.
Dentro
de nuestras formas humanas
hay
un ser espiritual.
Nuestra
parte espiritual nunca muere.
Jamás
perdemos a nuestros seres queridos.
En
realidad,
todos
los seres humanos estamos conectados
para
siempre.
Cuando
tenemos experiencias espirituales,
casi
siempre evocamos la energía del amor.
Esa
forma de amor es incondicional, absoluta e ilimitada.
Es
como un impulso de energía pura,
una
energía que también posee atributos de gran fuerza,
como
la sabiduría, la compasión,
la
eternidad y la conciencia sublime.
El
amor es la energía más básica y dominante que existe,
Es
la esencia de nuestro ser y nuestro universo.
Es
el componente fundamental de la naturaleza
que
conecta y une todas las cosas, a todas las personas.
La
energía del amor es, en potencia,
más
fuerte que cualquier bomba
y
más sutil que cualquier hierba.
Lo
que sucede es que aún no hemos podido aprovechar
esa
energía tan básica y pura.
Cuando
lo consigamos, podrá darse una curación
en
todos los niveles, individualidad planetaria.
Nuestras
almas siempre se sienten atraídas hacia el amor.
Cuando
comprendamos de verdad el concepto
de
que el amor es energía que lo abarca todo
y
que su impulso curativo puede transforma con rapidez
nuestros
cuerpos, mentes y almas,
superaremos
nuestros males y nuestros dolores..
Dios
es paz. Dios es amor.
No
hemos olvidado de que,
Puesto
que hemos sido creados a imagen divina,
Dios
esta en nuestros corazones y somos criaturas de paz, seres de amor y
divinidad.
Sólo
hay una religión, la del amor.
Sólo
puede haber una, porque sólo hay un Dios,
el
Dios de todos nosotros.
Tenemos
que amarnos los unos a los otros, porque el amor es el camino.
De
lo contrario nos condenaremos a repetir curso tras curso, hasta que
aprendamos la lección del amor.
Sólo
si nos deshacemos de nuestros miedos,
si
vemos a la gente de otras religiones como iguales,
como
almas como nosotros
que
van camino del cielo, podremos
amar
en un sentido auténtico, incondicional.
Todos
somos lo mismo.
Todos
remamos en la misma galera.
En
nuestras muchas reencarnaciones,
hemos
sido de todas las religiones, de todas las razas.
El
alma no tiene raza, o tiene religión.
Sólo
conoce el amor y la compasión.
Todos
somos seres divinos.
Hace
miles de años que lo sabemos,
pero
nos hemos olvidado.
Y
para volver a casa
tenemos
que recordar el camino
Como
los radios de una rueda de bicicleta,
todos
los caminos indicados por las grandes religiones
llevan
al mismo centro,
a
la devoción y la iluminación.
No
hay un camino mejor o peor que otro.
Hay
grandes verdades, belleza y sabiduría
en
todas las grandes tradiciones religiosas.
No
es necesario que abandonemos nuestra tradición.
Al
fin y al cabo, unas prefieren las rosas,
y
en cambio a otros les gustan más
las
flores silvestres o los girasoles.
Todas
tienen su belleza propia
y
Dios hace que el mismo sol las ilumine,
que
la misma lluvia las alimente.
Son
distintas, pero todas son especiales.
La
lluvia cae sobre malas hierbas
igual
que sobre las flores,
y
el sol brilla en las cárceles
igual
que en las iglesias.
La
luz de Dios no discrimina,
y
tampoco la nuestra debe hacerlo.
No
hay un único camino,
una
única iglesia,
una
única ideología.
Sólo
hay una luz.
Cuando
caen las barreras,
todas
las flores pueden florecer juntas
en
un jardín de esplendor sin igual,
un
paraíso terrenal.
Recordar
que somos almas,
que
somos inmortales y que existimos siempre en un vasto mar de energía
es la clave para llegar a la alegría y a la felicidad.
En
ese mar energético, toda una serie de espíritus que están para
ayudarnos nos conducen por el sendero de nuestro destino, nuestro
viaje evolutivo hacia la conciencia de Dios.
No
competimos con ninguna otra alma: nosotros tenemos nuestro sendero y
ellos el suyo.
No
se trata de una carrera, sino de un viaje que emprendemos juntos
hacia la luz de la conciencia.
Las
almas que han progresado o evolucionado más tienden una mano con
amor y compasión a las que se han quedado atrás.
La
última alma que completa su trayecto no vale menos que la primera.
Todo
es crecimiento y aprendizaje, un crecimiento continúo.
El
cuerpo no es más que un vehículo que utilizamos mientras estamos
aquí.
Lo
que perdura eternamente es el alma y el espíritu.
Nuestras
almas existen en una corriente de amor energético.
Nunca
nos separamos realmente de nuestros seres queridos, aunque nos
sintamos alejados y faltos de amor.
Olvídate
del pasado. Ya no volverá.
Aprende
de él y déjalo en paz.
La
gente madura y cambia constantemente.
No
te aferres a una imagen ilimitada,
desconectada
y negativa de
una
persona en el pasado.
Mírala
como es ahora.
Tu
relación con los demás esta siempre viva, siempre en continuo
cambio.
Cuando
las religiones hablan de la naturaleza de Dios, siempre se menciona
el amor.
Eso
se cumple en todas las religiones y nos une a todos.
Todos
hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios y Dios está dentro
de todos.
Nuestra
naturaleza básica se basa en el amor, la paz, el equilibrio y la
armonía.
Nuestra
esencia innata es compasiva, cariñosa y buena.
No
nos hace falta aprender qué son el amor y el equilibrio, la paz y la
compasión, el perdón y la fe.
Los
conocemos desde siempre.
Anhelamos
la Ilusión de seguridad,
en
lugar de la seguridad de la sabiduría y el amor.
La
verdadera seguridad
deriva
de la paz interior
y
del conocimiento de nuestra esencia auténtica,
que
es espiritual.
En
realidad nada puede hacernos daño,
porque
somos inmortales y eternos,
porque
somos seres espirituales,
no
cuerpos físicos,
porque
siempre hay quien nos ama y nos protege,
porque
nunca estamos solos,
porque
Dios
y
todo un ejército de seres amorosos
nos
protegen siempre,
porque
todos tenemos la misma esencia.
Así,
pues, no hay por qué tener miedo.
Esta
verdad
es
el secreto de nuestra seguridad y de nuestra alegría.
Eres
un carpintero
que
está construyendo su hogar espiritual.
¿Cuántos
martillos hacen falta
para
levantar tu hogar espiritual?
¿Qué
es mejor, mil martillos o uno perfecto?
Lo
que cuenta es la calidad de la casa,
no
cuántos martillos tiene el carpintero.
Dedicamos
demasiado tiempo
a
acumular martillos
y
no el suficiente
a
construir nuestro hogar espiritual.
El
amor lleva a la comprensión.
La
comprensión lleva a la paciencia.
Y
entonces se detiene el tiempo,
y
todo pasa aquí y ahora.
La
comprensión es lo que cura,
y
a través de ella
se
renueva eternamente el amor
y
se manifiesta.
Al
ir comprendiendo
nos
deshacemos de los miedos.
Al
ir deshaciéndonos de los miedos,
desaparecen
los obstáculos
que
nos impiden alcanzar el amor
y
éste fluye con libertad
en
nuestro interior y entre nosotros.
En
nuestra vida terrenal,
es
difícil recordar que somos almas
y
no simples cuerpos físicos.
Constantemente
nos distraen
las
ilusiones y desilusiones de este mundo.
Nos
enseñan que el dinero, el poder,
y
el prestigio y las posesiones materiales
son
de suma importancia
y
a veces incluso el motor
de
nuestras vidas.
Nos
enseñan que para ser felices
tenemos
que lograr que los demás
nos
aprecien y nos respeten.
Estar
solo, nos dicen, es ser desgraciado.
En
realidad somos seres inmortales
que
nunca se separan energéticamente
de
los que aman.
Tenemos
almas gemelas
y
familias espirituales que son eternas.
Los
espíritus guardianes
nos
guían y nos aman siempre.
Nunca
estamos solos.
Al
morir no nos llevamos
las
cosas que poseemos.
Nos
llevamos nuestros actos y nuestras obras,
Los
frutos de la sabiduría de nuestro corazón.
Cuando
despertamos a la idea
de
que todos somos seres espirituales,
cambian
nuestros valores.
Y
por fin podemos ser felices y estar en paz.
Hay
mucha belleza,
mucha
verdad y amor a nuestro alrededor,
pero
muy pocas veces nos tomamos las cosas
con
la suficiente calma para apreciarlos,
como
para darnos cuenta.
A
veces hace falta
que
suframos una gran pérdida
para
recordar la belleza y el amor que nos rodean,
pero
solemos olvidarnos pronto y caer en la rutina.
Tomemos
las cosas con calma.
Gocemos
de los frutos de este magnífico jardín.
Este
mundo se te entrega
como
un jardín de gran hermosura.
Si
no gozas de sus frutos
reduces
su belleza.
Ser
feliz y divertirse no es malo,
ni
es pecado, ni algo poco espiritual.
Al
contrario: no avanzarás
hasta
que aprendas a estar alegre.
Sé
más espiritual.
Dedica
más tiempo a rezar, a dar, a ayudar a los demás, a amar.
Hazte
voluntario y expresa generosidad y amor.
Despréndete
del orgullo, del ego, del egoísmo, de la rabia, de la culpa, de la
vanidad y de la ambición.
Pasa
menos tiempo acumulando cosas,
preocupándote,
estancado en el pasado o en el futuro.
Aléjate
de la violencia y los violentos.
No
aceptes ninguna idea antes de contrastarla con tu sabiduría
intuitiva.
¿Es
algo que fomenta el desarrollo del amor, de la bondad, de la paz y de
la unidad?
¿O
algo que promueve la separación, la división, el odio, el
egocentrismo y la violencia?
Eres
inmortal.
Estás
aquí para aprender, para saber más, para ser divino.
Lo
que aprendas aquí seguirá contigo cuando mueras.
No
podrás llevarte nada más.
Es
así de sencillo.
El
reino de los cielos está en tu interior.
Deja
de buscar gurús.
En
vez de eso, búscate a ti mismo.
No
tardarás en encontrar a tu verdadero hogar.
No
morimos
cuando
muere nuestro cuerpo físico.
Una
parte de nosotros
sigue
existiendo.
Espíritu,
alma, conciencia.
Es
como atravesar un umbral
para
entrar en otra habitación mayor,
más
luminosa.
Por
eso no tenemos que temer.
Siempre
nos rodea el amor.
Nuestros
seres queridos no nos abandonan nunca.
Todos
somos almas hermosas e inmortales.
Estamos
en un cuerpo durante un tiempo,
pero
nuestra esencia no es ese cuerpo.
No
todo el mundo
nace
con el talento de un virtuoso del piano
pero,
con lecciones, con práctica
y
con mucho esfuerzo
podemos
aprender a tocar alguna cancioncilla.
Lo
mismo sucede
con
el desarrollo de los procesos intuitivos.
Todos
llegaremos a comprender que la sabiduría está en nuestro interior
y, al ir recordando, practicando y teniendo acceso a esa sabiduría
nos convertiremos en los mejores maestros que podamos tener.
Llegados
a este punto, encontramos paz y alegría en el presente, porque de lo
que se trata es de cómo vivimos en la vida ahora, siendo
espirituales, sin fijarnos en lo que nos han enseñado que tenemos
que creer.
Al
ir despertando, los espíritus nos cantarán
sus
canciones de amor
directamente
al oído.
Sin
amor y sin Dios no hay nada.
Dios
no exige nuestro respeto.
Insistimos
en personificar a Dios
a
pesar de que sabemos
que
está mucho más allá de lo que
somos
capaces de conceptualizar.
Dios
no tiene sexo.
Ésa
es otra personificación.
Dios
no tiene religión.
En
el fondo de nuestro corazón todos lo sabemos.
Dios
no tiene raza.
Dios
lo es todo,
una
energía de amor
que
posee una sabiduría
y
un poder incomprensibles.
Todos
estamos comprendidos en Dios,
porque
él esta en todos y cada uno de nosotros,
es
la sustancia de nuestro ser.
Es
muy humano desear signos
y
mensajes inmediatos.
Sin
embargo, para escuchar
hay
que saber hacerlo,
y
para saber
hay
que dedicar tiempo a aprender.
Si
practicas el silencio
el
viaje interior,
si
te das tiempo para escuchar
y
crear el espacio para escuchar,
serás
capaz de oír.
Serás
capaz de ver los signos
y
recibir los mensajes que esperas.
Al
mismo tiempo,
desarrollarás
el arte de la paciencia.
La
paciencia y la oportunidad…
Todo
llega cuando tiene que llegar.
Una
vida llega cuando uno puede vivirse sin prisas,
no
puede ajustarse a un calendario.
La
vida no tiene final, nunca morimos.
Nunca
hemos nacido de verdad.
Lo
que sucede
es
que pasamos por distinatas fases.
No
existe un final.
Los
seres humanos tenemos
muchas
dimensiones
pero
el tiempo no es como lo vemos,
sino
que se compone de lecciones
que
se van aprendiendo.
Sólo
el amor es real.
El
amor es una energía de increíble poder y fuerza.
Todos
estamos hechos de esa energía.
El
amor es algo absoluto.
El
amor no termina nunca, no se detiene nunca.
La
forma más pura es el amor incondicional, el que no espera nada a
cambio.
Escuchemos
nuestras intuiciones y no dejemos que nuestros miedos influyan en los
murmullos de nuestro corazón.
Vivamos
la libertad de amar sin reprimirnos, sin reservas, sin condiciones.
No
tengamos miedo.
Somos
inmortales, espíritus eternos, y somos siempre amados.
De
hecho, somos amor.
FIN
*
* *
Este
libro fue digitalizado para distribución libre y gratuita a través
de la red
Digitalización:
ANA LAURA O. - Revisión y Edición Electrónica de Hernán.
Rosario
- Argentina
13
de Junio 2003 11:11
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