viernes, 29 de julio de 2016

LOS SUEÑOS Y LA CREACIÓN LITERARIA, TEXTO DE MARÍA ZAMBRANO

María Zambrano nos regala este precioso texto acerca de los sueños y la relación con el ser y el alma de los hombres. Filósofa y escritora, comprometida con los tiempos convulsos que le tocó vivir, eternamente errante en un exilio doloroso que, finalmente, le devolvió a su patria donde recogió premios y honores, María es un ejemplo a imitar, una luz que no ha de apagarse, mas allá de reconocimientos, mas allá de políticas y guerras y viajes..., solo cuenta la palabra que puede acercarse a descifrar el sueño, única verdad del ser humano. Espero que os guste;

Vienen los sueños del despertar; son ya un despertar, y así no fuese, la vigilia no podría acogerlos. Lo que es extensamente válido para aquellos sueños que necesitan y que portan en sí como un germen la palabra poética, que les confiere su legitimidad; que los salva.

La conciencia, en cambio, no puede acoger sino como simple hecho los sueños puramente psicofisiológicos.

De otra parte, los sueños creadores, cuya especie procuramos ir delimitando, arrastran un "ser así", un conflicto sin aparente salida, una "aporía". Encierran al sujeto dentro de un círculo mágico, como hace la totalidad de la vida. Y así, el sujeto visitado por ellos se encuentra en modo análogo a como se encuentra frente a la totalidad de su vida, como si la vida, ella, fuera un círculo mágico a trascender, a trascender viviendo.

Ante la totalidad, en sueños simbólicamente, en la vigilia en virtud de ciertos "suspensos" más que en el vivir intervienen, el ser humano se siente y aun se ve, como ante una montaña inaccesible, o como ante un desierto sin límites, o ante una extensión inerte. Imágenes que revelan al sujeto una situación
similar en que el vivir se ha escindido; queda de un lado el sujeto a solas, y del otro, la totalidad de la vida como algo a recorrer, o a escalar imposiblemente. Y ello, ni el ser a quien esto ocurre se mantiene conservando su entereza en pie frente a la totalidad de la vida.

A la imagen de la montaña que se presenta en esta situación corresponde, sin duda, la pirámide en la que conciencia la trasforma, racionalizándola. Y al entrar en razón esta imagen de los sueños, adquiere entonces la plenitud de su carácter simbólico.

Pues que el símbolo es ya razón. Sólo cuando una imagen cargada de significado ent
re en la razón adquiere la plenitud de su carácter simbólico. Porque solamente entonces su significación está plenamente aceptada por la conciencia y se ha extendido a todas las regiones del alma. Cuando no es así es sólo fetiche, figura mágica que se resiste a entrar en razón o que se queda a las puertas de una razón que la rechaza. No puede ser descifrada; vaga amenazadora.

Descifrar una imagen onírica, una historia soñada, no puede ser por tanto analizarla. Pues que analizarla es someterla a la conciencia despierta que se defiende de ella; enfrentar dos mundos separados de antemano. Descifrarla, por el contrario, es conducirla a la claridad de la conciencia y de la razón, acompañándola desde el sombrío lugar, desde el infierno atemporal donde yace. Lo que sólo puede suceder si la claridad proviene de una razón que la acepta porque tiene lugar para albergarla: razón amplia y total, razón poética que es, al par, metafísica y religiosa.

Es cierto que en la civilización moderna, posracionalista, la conciencia del hombre "normal" ha perdido contacto con el resto de su ser. Su alma y su cuerpo se le presentan extraños como "fenómenos". Desde esta asediada conciencia y en virtud de creencias que no es el momento de examinar, piensa que el análisis sea el único método o el método entre todos para entenderse con su propio ser. Y dentro de él con esa oscura zona de los sueños que son el alba de la conciencia.

Sin embargo se ha descubierto, como es sabido, que el contenido mítico de las religiones es la manifestación misma de la vida del alma, especie de procesión de los sueños objetivados en que el ser humano se revela a sí mismo y busca al par su lugar en el universo.

Mas esta búsqueda del hombre de su lugar en el universo es un pasar por sus diversas zonas, un transitar en el sentido de haber de traspasar, unos tras otro
s, diversos umbrales, lo que sólo es posible transformándose; transformándose desde el centro de su ser.

Desprendidos ya de las religiones, con existencia autónoma, aparecen los grandes géneros de la creación por la palabra que vienen a ser como pasos de esta procesión de los sueños, actualización de este irreprimible trascender del ser humano.

Los sueños tienden a realizarse, es cosa sabida. Puede hacerlo de dos maneras; es decir, pasando del umbral del sueño a la vigilia sin sufrir transformación alguna, ocupando as
í violentamente el tiempo con su atemporalidad. Son las obsesiones que atormentan y que a veces un día se realizan: delito, crimen a menudo, violencia siempre, y no sólo en la vida individual sino en la historia. El otro modo en que los sureños pasan el umbral que los separa de la vigilia -de la realidad- es realizarse transformándose, "desentrañándose". Descentrañándose, pues que al fin y en principio todo sueño es una entraña, un "quantum" de los infernos del alma, que cuando se realizan poeticamente entran en el reino de la libertad y del tiempo, el reino donde, sin violencia, el ser humano se reconoce a sí mismo y se rescata, dejando, al transformarse, la oscuridad de las entrañas y conservando su secreto sentido en la claridad.

Se trataría, pues, al pretender conocer un sueño tomando las cosas elementalmente, no de analizarlo sino de contarlo simplemente, mas ¿cómo es esto posible? Puede ocurrir que alguien cuente, sin más, el haber sido rey por haberse casado con su madre y matado a su padre; puede ocurrir que alguien cuente el haber soñado ser rey de una ciudad apestada sin más, y el haber despertado cuando iba a saber el porqué y el remedio. O más apegado aún a las entrañas infernales, el haber matado al padre y encontrarse ya casado con la madre. O sólo esto último. Ya el contrario tendría una virtud liberadora, ya eso no se podría hacer ni en sueños. O quizás, sólo al soñarlo de nuevo en otra forma alcanzaría el exorcismo. Que exorcismo sería solamente el simple cuento.

viernes, 22 de julio de 2016

ABUSO SEXUAL INFANTIL; LAS SECUELAS EN ADULTOS

El siguiente artículo, escrito por una médico psiquiatra forense argentina llamada Claudia Rubins, me ha parecido de lo mas acertado. Por su rigor profesional pero también por su sensibilidad mostrada hacia una conducta patológica cuyos efectos sufren tantos y tantos adultos, condenados a expresar en su vida los traumas que experimentaron en su infancia. Es por esto que me atrevo a compartirlo, con toda mi admiración hacia esta gran profesional.

Fundamentalmente, agradezco a los cientos de pacientes que me ayudaron, primero a preguntarme acerca de estas cosas, y luego, a dejarse preguntar para poder comenzar un camino de comprensión de estas dolorosas experiencias de sus vidas. Con muchos de ellos hemos leído este material, que deseo compartir con otros, teniendo claro que sus angustias fueron mi punto de partida.

Tampoco puedo olvidar a mis colegas, compañeros de trabajo y otros interlocutores científicos con quienes hemos debatido e intercambiado apasionadamente respecto de esta temática, ni a mis seres queridos (mis hijos, mi marido, mis padres) quienes, con mucha paciencia, me acompañan en este camino de estudiar e investigar.

" ..... nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio...." SINCERAMENTE TUYO. Joan Manuel Serrat.
 


Los orígenes

Veintitrés años de profesión, con actividad clínica y trece como perito judicial han despertado mi interés por este tema.


En un extremo, encuentro las/os adultos que sufren secuelas de AS, en el otro, las niñas y niños abusados, todos trasmitiendo "en carne viva" sus dolorosas vivencias.

En este momento de mi praxis estoy convencida que, la posibilidad de identificar los trastornos secuelares del ASI requieren de experiencia y entrenamiento específicos, tanto que los adultos víctimas de estas experiencias, excepcionalmente las traen como motivo de consulta y la información aparece espontáneamente sólo después de años de tratamiento.

Es por ello que considero que este aporte puede resultar útil a los colegas jóvenes, o a quienes inician la práctica de psicoterapia.

Guardo registros de muchos pacientes que en estos años pasaron por mi consultorio, que conocí en situaciones de interconsulta o en la internación concluyendo que SIEMPRE las secuelas de este tipo de experiencias son muy graves, afectan diversas áreas de la vida cotidiana e implican diferentes discapacidades.