jueves, 29 de septiembre de 2016

CUERPOS DE ENERGIA EN EL HOMBRE

Usamos la palabra “cuerpo” no tanto por su sentido físico y de carne en el hombre, sino por otro sentido mucho mas amplio y diverso, usamos la palabra cuerpo como vestidura envolvente energética del ser humano, no visible a sus ojos físicos, que interactúa con su parte material, el sistema energético humano forma una trama perfectamente entremezclada de soportes. El último representante de ellos, el cuerpo físico, el que encarnamos, es pues una pequeña parte nuestra, de la totalidad de nuestro ser de energías.
Hablaremos aquí de los tres primeros cuerpos mas cercanos al mundo físico, que son;
El cuerpo físico
El cuerpo etérico o vital
El cuerpo astral o emocional.

El cuerpo físico es nuestra encarnación, orgánico y biológico, que funciona como un conjunto de sistemas perfectamente conectados para permitir el proceso de la vida. Es pues funcional y caduco, se deteriora con el paso del tiempo y finalmente lo abandonamos en el momento del morir porque sencillamente ya no nos es útil. La carne no puede tener autoconciencia, decimos entonces que la conciencia del hombre no nace dentro de los procesos químicos del cuerpo orgánico, entonces el asiento de la conciencia del hombre lo vamos a buscar en otro punto. Muchas veces comparamos el cerebro humano con un computador, pero eso es erróneo, el cerebro no puede ser comparado con un computador porque ningún computador produce su propio programa. Es alguien exterior a la máquina que ha de programar el sistema. De igual forma, cuando nos identificamos excesivamente con nuestra carne estamos errando, porque nos olvidamos que hay una conciencia exterior al cuerpo que es nuestro programador. ¿Significa esto que la carne no puede ser espiritual?, pues según las diferentes culturas y creencias hay diferentes respuestas. Nuestra cultura es cristiana y el Cristo dijo; “el cuerpo es el templo del dios vivo”, pero esta cuestión es un asunto filosófico mas que energético. En cuanto a las energías propias, diremos que la materia tiene una baja vibración, una densidad elevada, lo que la aleja de los mundos elevados de la conciencia divina del hombre, pero no por ello es menos importante en su desarrollo.

El cuerpo etérico o vital envuelve al cuerpo físico por completo y hace la función de malla de fuerza vital, sosteniéndolo, reparándolo y almacenando energía como soporte para el cuerpo físico, en caso de enfermedad o alteración de éste, el cuerpo etérico aporta su condición de “doble energético” para reparar el daño. Las sensaciones físicas se asientan en él, y todas las dolencias físicas, las cicatrices, las roturas de huesos, los nudos de energías, ...toda la memoria física del cuerpo queda registrada en el doble etérico. Al morir el hombre, este doble energético se desprende del cuerpo físico, si la muerte es pacífica, se va apartando desde los pies hasta finalmente abandonar la cabeza de la persona, y se queda al lado a modo de energía residual, la cual, poco a poco, se desconecta de todos los estímulos concienciales del SER y finalmente se deshace. Por lo cual vemos que en cada encarnación nuestra estrenamos, además del cuerpo físico, un nuevo cuerpo etérico. Este cuerpo vital se alimenta de las energías naturales, la luz solar se absorbe principalmente por el plexo solar, y la energía telúrica se absorbe por el chakra raíz, las plantas de los pies.

El cuerpo astral o emocional se sobrepone a los dos anteriores cuerpos, conteniéndolos, y en él situamos nuestras emociones, nuestros pensamientos y las cualidades que vamos incorporando en nuestra vida. Los clarividentes pueden ver este cuerpo y nos dicen que su aspecto está en consonancia con el estado de conciencia de la persona. Cuanto mejor se tenga la conciencia, mejor se tendrá el cuerpo astral, mas definido, menos caótico, sus colores serán mas tenues. Su carga de fuerza es magnética y por ello tiene un gran “peso” en el sistema de cuerpos de energías.