"Vi luces muy brillantes por todas partes y de repente apareció una luz mas resplandeciente que giraba y venía hacia mi.
Estaba muy nervioso y pensé que tenía que ser fuerte para pasar esa prueba.
Tenía los ojos abiertos y la luz me tocó justo en medio de ellos, en la frente.
De repente me sentí muy bien. Miré a mi derecha y vi millones de esferas de colores que se movían sin cesar. Después, una luz roja invadió todo el espacio, de derecha a izquierda.
Trás ésta, una sucesión de luces de colores se iban turnando; naranja, amarilla, verde, azul, violeta y al final una luz blanca inmaculada que nunca olvidaré.
En esta luz, que parecía estar unida a mi conciencia, aparecieron unos símbolos que yo iba comprendiendo poco a poco, y una voz dentro de mi que decía: "recuérdalo, recuérdalo..."
Esta fue la experiencia de satori o iluminación espiritual que dió orígen al reiki tal y como hoy lo conocemos. No todos los maestros de reiki la tienen, sin duda es una bendición recibirla, pero no es necesario para poder ejercer la maestría. Se llega a tener satori después de un proceso de consciente elevación personal.
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