martes, 4 de abril de 2017

ARQUETIPOS, MITOS Y SIMBOLOS, 1ª parte.


En la antigua Grecia, Platón nos habló del arquetipo como origen de un patrón ejemplar de conducta humana. Es un gran referente, pero poco concreto para nuestro uso, ya que él se refería a ideas muy abstractas que habitaban en el reino de lo intangible, eternas y perfectas, inalcanzables para los humanos que habitamos el reino sensible. Desde nuestro mundo nunca podremos alcanzar las ideas o arquetipos, pero si podremos participar de ellas. Las ideas de Belleza, de Bien, del Ser, son esencias universales, ejemplares, las cuales queremos copiar para tener un orden y no sucumbir al caos.
Siglos mas tarde, Carl Gustav Jung toma el término “arquetipo” y lo acerca a nuestra cotidianidad, con su teoría de “El inconsciente colectivo”, nos describe un mar universal de contenidos originales compartidos por toda especie humana. Los arquetipos de Jung van mas allá de la perfección inalcanzable de Platón, mostrándonos la otra cara de la moneda; si, es cierto que el ser humano aspira a ser contenido por el mundo de las ideas elevadas, pero para lograrlo ha de reconocer sus mas bajos instintos, ha de dejarse arrastrar por sus oscuridades, reconocerlas y aceptar que su SER es completo al integrar todos los arquetipos, sin juzgarlos ni discriminarlos.
Jung fue un gran estudioso de los mitos, fuente de inspiración para desarrollar su teoría del inconsciente colectivo. Un mito es un relato fantástico donde seres sobrenaturales viven dramas y resuelven conflictos, dando así una explicación a los hechos que nos ocurren a los seres humanos. Podemos verlo como proyección de nuestros problemas sobre un mundo irreal, de fantasía, que nos hace de espejo y nos dice cuales son las conductas a seguir para conseguir con éxito nuestros propósitos. Estos seres sobrenaturales, poderosos o no, representan las energías de los diferentes arquetipos, que son las mismas fuerzas las cuales nosotros debemos de desarrollar, solo que en una escala mucho mas humilde y terrenal.
Los mitos se adaptan a una sociedad determinada creando una versión particular para esta cultura, pero siempre conservan el contacto con su origen. Es decir, pueden cambiar los nombres, los datos concretos de los personajes mitológicos, pero la estructura esencial del mito es conservada. Así, cada relato mitológico nos da información acerca de la cosmovisión de una sociedad. Lo que no cambia en ningún caso son las fuerzas arquetípicas de donde provienen. Así tenemos, por ejemplo, que el arquetipo de heroe hijo de la divinidad, toma forma, según el país que sea, de JesusCristo, de Wiracoccha, de Horus, de Thor, de Mitra, etc.
En nuestro afán por convertirnos en aquello que admiramos, en nuestro personaje mítico elegido, hacemos un pacto inconsciente con él. No lo sabemos, pero así es. Y para que este pacto se concrete tenemos el Símbolo. La palabra símbolo significa; lanzo esta imagen (copia), tiro de ella y la divido en dos partes, te doy una parte a ti (al mito) y yo conservo la otra parte, cuando consiga estar en ti, la imagen será de nuevo completa.
Así pues, cualquier símbolo es una herramienta, una señal, un signo, que nos conecta con aquello que queremos ser. Hay miles de símbolos, la mayoría son compartidos universalmente, pero existen símbolos propiedad de alguna comunidad, y también personales.
Al igual que los arquetipos, los símbolos contienen una fuerza poderosa arraigada en nuestra psique mas profunda, desde donde manejan nuestras emociones y conductas.

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