Nuestro
cerebro consta de dos partes bien diferenciadas llamadas hemisferio
derecho y hemisferio izquierdo. Cada uno de ellos cumple diferentes
funciones, el hemisferio izquierdo, por ejemplo, es el que nos ayuda
a procesar de una manera lógica todos los datos, todo el
conocimiento que adquirimos, el lenguaje, etc...Es el que analiza
todo lo que percibimos de una forma muy pragmática, está
constantemente activado en nuestro estado de vigilia y gracias a él
podemos ir sorteando las dificultades o los retos que se nos
presentan en la vida.
El
hemisferio derecho, en coordinación con la glándula pineal, nos
permite establecer comunicación con nuestro Yo Superior, estando en
vigilia, despiertos, pero sobretodo cuando hacemos algún tipo de
meditación o rezo. Pero es cuando dormimos que nuestro hemisferio
derecho toma el mando y se ocupa de procesar todo el simbolismo de
los sueños y demás funciones que tienen que ver con el aspecto más
intuitivo de nosotros.
Gracias
al hemisferio derecho podemos movernos por el paisaje metafórico de
los sueños, al despertar e intentar interpretar el sueño damos ese
cargo a nuestro hemisferio cerebral izquierdo, el que analiza, y
suele pasar que nos cuesta desarrollar la acción del sueño porque
nuestra razón nos está poniendo trabas a lo que, por la noche,
parecía tan real.
De
todas formas, ambos hemisferios se complementan y es mejor que estén
emitiendo ondas de manera equilibrada, pues nuestro éxito en la vida
depende del buen uso de todas y cada una de nuestras capacidades.
A
medida que le prestamos un mayor interés a nuestro hemisferio
derecho y potenciamos sus cualidades, mejor recordamos nuestros
sueños.
Poco
después de la primera guerra mundial un psiquiatra alemán, profesor
de la Universidad de Viena, llamado Hans Berger (1873-1941),
demostró con un aparato amplificador al que bautizó con el nombre
de electroencefalógrafo
que existía un potencial eléctrico ( oscilaciones de tensión
eléctrica) en el cerebro humano. Los primeros tipos de frecuencia
que se descubrieron fueron las “alpha” y las “thetas”.
Electroencelógrafo |
Más
tarde se completó la gama del registro del electroencefalógrafo.
Cada tipo de onda se traduce en un estado psico-neuro-fisiológico
diferente. El tipo de sustancias neuroquímicas y hormonas vertidas
al flujo sanguíneo varía según el tipo de frecuencia.
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